viernes, 30 de junio de 2017

Renaciendo

   No recuerdo cuándo, cómo o por qué, pero desde hace tiempo sé que me perdí, me abandoné o simplemente dejé de ser lo que era, lo que sentía y la fuerza con la que lo hacía; me vi envuelto en una de tantas espirales que se aventuran infinitas y desorientan a cualquiera, me encontré sólo, no porque no hubiese nadie cerca, estaba sólo porque estaba sin mí, lo que era, lo que me definía y lo que coloreaba la vida a la que tanto amaba.
   Recuerdo recordar cómo me apasionaban detalles de la vida que hace mucho tiempo que no salen ya de la memoria, que no pasean por mis días, que no me acompañan porque no estoy, no existo ya, tal y cómo me conocía y a pesar de querer volver atrás, volver a ser lo que era, no encuentro la forma pues la solución se la llevó ese yo que ya no está, ese que ya no soy.
   Cientos, miles o cientos de miles son los intentos que he llevado a cabo para volver atrás, para avanzar e incluso para cambiar el mundo, muchas son las noches en vela, que se reflejan en unos ojos vacíos, en las que se buscaba sin cesar, muchas son las lágrimas ofrecidas a modo de ofrenda, pero nada conseguí, no me encontré, nunca apareció un mínimo rastro de lo que fui, de lo que quiero volver a ser. Sin embargo, ciertas noches en las que pierdo también el sueño, puedo vislumbrar curiosos pensamientos, ideas abstractas acerca de lo que fui, de lo que soy y de lo que seré y ciertas conclusiones parecen mostrarse como soluciones a una situación enrevesada como la que vivo o tal vez viva aquel que en un tiempo fui yo y que ahora se encuentra extraviado; Y es que tal vez la solución no sea encontrar a aquel yo que ya no soy y nunca seré, puede que la solución se encuentre en otro enfoque del problema, que esté por encima de lo que fui, lo que soy y lo que seré y se centre en lo que vivo, necesito y quiero, puede que tal vez y sólo de vez en cuando la solución sea crear un nuevo yo en base a lo que mi corazón y mi cabeza me piden y probablemente el desobedecer a estos dos hiciese que mi yo desapareciese de forma definitiva.
"Nadie es el que es para siempre y ningún yo puede llegar a recuperarse, tratemos pues de corresponder a nuestras pasiones y a nuestros deseos, para poder disfrutar del yo que somos ahora y que nunca más seremos, para recordar el yo que fuimos desde un nuevo yo que pronto seremos y tratemos de ser felices abandonando la búsqueda de cualquier identidad que ya nunca podremos llegar a ser, renaciendo desde el vacío que hay entre diferentes partes de uno mismo".

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