martes, 28 de junio de 2016

Los ineducados

Pequeños y resplandecientes atisbos de madurez o simples equivocaciones, conducen a determinadas personas a la comprensión de la necesidad de abandonar el caparazón insensible de la ignorancia, dando lugar a una nueva persona, preocupada por aquello que le afecta de manera directa o no. Esta transformación, ya sea figurada o real, me temo que en ocasiones es excesiva y quiero creer en esta última afirmación, pues es mi última esperanza para  no perder la fe en las personas, para comprender que soy un ser excesivamente exagerado o que mi sensibilidad social sufre de distorsión. Estas son mis falsas esperanzas, mi último aliento que se basa en comprender cuán equivocado estaba, desmintiendo la lúgubre idea de que vivimos en una sociedad muerta e ineducada, de que vivimos en la dictadura del miedo y el gobierno del robo, el egoísmo y la jerarquización social arcaica.
A la caza de esa resbaladiza y pícara idea marcho, atento a útiles argumentos que la fundamenten, aunque los hallados hasta el momento no sostienen ni su propio peso. Trato de comprender a las personas y sus propias -o no tan propias- ideas y decisiones, pero aquello que observo es aquello que se convierte en acción debido al miedo, a la coacción o al egoísmo puro como estimulantes artificiales. Miles de ejemplos me agolpan la cabeza, ejemplificaciones sencillas de como aquello que en antaño se llamó democracia, pasa ahora, a ser un sueño violado por intereses superfluos. Así pues, llega a mi cabeza un ejemplo tan simple como el de poner un puñado de caramelos en manos de un puñado de niños y niñas con hambre y sin instrucciones. Evidentemente, estos pequeños devorarán sin miramientos aquellos caramelos que les fueron entregados, sin plantearse nada más, sin cuestionarse si tal vez estos dulces deberían ser racionados o qué males pueden surgir tras una ingente ingesta de caramelos. Algo parecido a este ejemplo es lo que pasa cuando los adultos, con hambre insatisfecho, de conocimiento y educación, reciben la oportunidad de meter un papel dentro de un sobre, con el nombre de alguna de esas personas de las que nunca callan, de las que aumentan el hambre de estos pobres ignorantes. Estos ineducados usarán ese derecho a voto sin ningún tipo de razonamiento, pues apenas saben pronunciar la palabra democracia sin mezclarla con monarquía o separarla de lo equivocamente considerado radical, por lo que la elección del gobierno de un país será entonces azarosa e ignorante, no reflexionada ni sometida a crítica.
Es aterrador ver como las personas son capaces de guarecerse entre las injusticias sin pelear, me llena el pecho de miedo ver como la pasividad aumenta en el fondo de los ojos de las personas, me aterroriza el simple pensamiento de que España perdió ayer en la Eurocopa y no antes de ayer en las elecciones.

1 comentario:

  1. Mientras en este " país " tenga programas de máxima audiencia como los que ofrece tele cinco, esto no lo cambia ni "dios ".
    Aquí tenemos muchos estómagos agradecidos que se conforman con las sobras.

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