viernes, 11 de marzo de 2016

Tiempo de cultivo

Abandono, frustración. Fracaso, olvido. Agobio, vacío. Durante tiempo no he podido explicar el por qué, en mí, fluían todas esas sensaciones y sentimientos. Sentía que abandonaba todo aquello que me gustaba, que me frustraba por no poder retomarlo. Ello me conducía a una sensación de fracaso a la que trataba de poner solución olvidando. El no poder olvidar, el querer ser como antes sin saber cómo hacerlo, pero a la vez querer sentirme nuevo, diferente, me agobiaba, me hacía sentir vacío.

Ahora vuelvo a notarme más yo pero con aires diferentes, vuelvo a escuchar música, aunque no la de siempre, vuelvo a este rinconcito de mi y cuento secretos, me hablo a mi mismo y me sonrío, me regaño y vuelvo a llorar cuando lo necesito, a desaparecer cuando es preciso y vuelvo a explorar aquellas minas de fuerza que todavía quedan por explotar.

Pero tal vez lo más importante y con lo que me quedo es con lo que he aprendido, que pese a ser lo más obvio del mundo ahora que lo sé, ha permanecido invisible a mis ojos y mi mente durante largo tiempo:
"Me creía alguien con poco más que aprender, un error típico de alguien que todavía sabe poco. Eso me convirtió en confiado, me llevó a pensar en un charco como si mundo fuera, quedando este al margen de mi vista. Aprender a aprender no es fácil, pero es la mayor prueba de sensatez humana".

No hay comentarios:

Publicar un comentario