jueves, 12 de junio de 2014

Realidades hipócritas:


Capítulo 1:
Hoy, 12/06/14 he terminado mis exámenes del primer curso de Pedagogía en la universidad. Este último examen era de historia de las corrientes de la educación y entre otros temas se abordaban diferente autores que postulaban diferentes formas de educar, defendiéndolas como las mejores formas para enseñar al alumnado. He de decir que las profesoras que impartían las clases, grandes entusiastas de la historia, compartían los ideales de algunos de los autores como Ángel Llorca, Dewey y otros.
Pero curiosamente, los autores mencionados defienden un aprendizaje por observación, experimentación, investigación, trabajos manuales, técnicas y el abandono del aprendizaje
memorístico… Que hipócrita sonaría el decir que mi examen de hoy ha sido un burdo ejercicio de aprendizaje memorístico ¿Verdad? ¡Pues efectivamente! Las mismas profesoras que abogan por una educación de calidad para la transformación social se unen al conformismo del deplorable sistema educativo con el fin de conservar sus apestosos puestos de trabajo que hunden poco a poco la verdadera educación, que arrastran a todos sus alumnos a estudiar contrariados, enseñándoles cual es el camino correcto llevándoles por el incorrecto.
Y así es la universidad de hoy en día, un plan que impide que gente sin la renta suficiente pueda pagar la matrícula si no es becado, un plan que impide que esa misma gente pueda trabajar de forma paralela para pagar esa matricula, una universidad en la que eres un solo número con unos cuantos créditos al lado, un profesorado ineficaz, hipócrita, incompetente y con aires de grandeza y superioridad que les impiden reconocer sus propios errores cuando los tienen, una universidad que te forma, no en lo específico de tu carrera, sino en lo que los de arriba quieren que te formes.
Pero… ¿Qué se puede esperar de universidades públicas, en un estado como el español, con capillas en su interior? Así pues podemos ver las consecuencias día a día a nuestro alrededor, cada vez más jóvenes prueban fortuna fuera de aquí, cada vez más jóvenes pierden la motivación por seguir formándose, pues total… no les va a servir de mucho, llegamos a puntos tan patéticos como el de apenarnos más por una persona con título universitario en desempleo que por una persona que duerme en la calle, pero de verdad que lo entiendo. Sobreformados, sobresaturados, sobrexplotados, así somos los jóvenes de esta generación.
Y esto no acaba aquí, con toda esa gran bola de mierda que tenemos que convivir los jóvenes, a pesar de manifestarnos, quejarnos e intentar transformar la realidad laboral, social y educativa, tenemos que convivir con las constantes burlas de los medios de comunicación que ridiculizan esta situación haciendo que la gente piense que es un simple berrinche de los estudiantes que aprendieron a quejarse, con un estereotipo de ni-ni´s, vagos, estúpidos y radicales pretenden que nos callemos y celebremos el mundial, pretenden que nos sumemos a su espiral de sumisión y conformismo y que pasemos a ser uno más de esos muertos en vida que no disfruta de su vida, pero permite que otros disfruten a su costa.
Y la larguísima pregunta que me hago es: ¿Qué debería hacer una persona de 21 años de edad que tiene un grado superior de actividades físicas y deportivas, titulado como monitor de ocio y tiempo libre con especialidad en la diversidad social en mediación de conflictos, que participa activamente en proyectos sociales, que es explotado y encima pretende sacarse una carrera universitaria, mientras se forma en una lengua no materna como el inglés, por imposición socio-laboral, en la que no ha sido formado nunca con una calidad buena y que resulta ser ahora un requisito indispensable para ser empleado en el lugar más patético que te puedas imaginar?

Sinceramente espero vuestras respuestas porque no sé cómo contestar a esa pregunta si no es con actos violentos según los medios o actos radicales según políticos y algún sindicato que yo me sé, que en vez de defender al estudiante como debería hacer, se limita a sacar beneficios de las huelgas. 

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